Junto a unos amigos, Idoia y Javier, tal y como comenté en la anterior entrada, hemos pasado el fin de semana en Sant Carles de la Rápita (Tarragona).
Ya en pleno Delta del
Ebro, concretamente en la “Playa de los Eucaliptos” (*) pudimos disfrutar de
unas mañanas de playa con brisa fresca (**) muy apropiada para deportes de
vela y viento. Es gracias a estos vientos provenientes del mar y por tanto muy húmedos,
que pueden llegar a desarrollarse en plena arena de la playa algunas manchas de
vegetación aislada, estas zonas superiores del litoral están constantemente influenciadas
por los vientos e incluso las olas del mar llegan hasta aquí en períodos de
tormenta.
Como no, las hormigas
encuentran su lugar aquí; extraña ver sus hormigueros excavados en plena
arena e interconectados entre sí (colonias policálicas) por pistas encauzadas también en la misma arena. Las responsables esta vez son
hormigas del género Tapinoma
(Dolichoderinae). No he podido identificarlas hasta ahora a nivel de especie ya
que me encuentro con algunos caracteres mixtos (además de mi falta de
experiencia, claro) que no me llevan a un resultado satisfactorio.
En “el campo”, o mejor dicho, en la playa, he intentado seguir a estas hormigas para ver de qué se alimentaban pero sin éxito, parecía que solo se desplazan de uno a otro nido. He revisado los tallos y hojas de las plantas circundantes sin ver siquiera un solo pulgón (al menos en esta época) al que pudieran pastorear, tampoco he visto residuos humanos por las inmediaciones. Imagino que estas hormigas se comportarán como merodeadores totalmente oportunistas que no desecharán ninguna fuente potencial de alimento: cadáveres, semillas, desperdicios arrojados por el viento, etc. No he querido excavar ningún hormiguero para ver que alimento almacenaban en el subsuelo pues me parecía que ya tenían bastante acarreando constantemente arena desprendida desde el interior.
En “el campo”, o mejor dicho, en la playa, he intentado seguir a estas hormigas para ver de qué se alimentaban pero sin éxito, parecía que solo se desplazan de uno a otro nido. He revisado los tallos y hojas de las plantas circundantes sin ver siquiera un solo pulgón (al menos en esta época) al que pudieran pastorear, tampoco he visto residuos humanos por las inmediaciones. Imagino que estas hormigas se comportarán como merodeadores totalmente oportunistas que no desecharán ninguna fuente potencial de alimento: cadáveres, semillas, desperdicios arrojados por el viento, etc. No he querido excavar ningún hormiguero para ver que alimento almacenaban en el subsuelo pues me parecía que ya tenían bastante acarreando constantemente arena desprendida desde el interior.
De todas formas, como este
próximo verano pasaremos alguna temporada más por este lugar, estaremos más “al tanto” e
intentaremos observar mejor la biología y "cotidianeidad" de estas intrépidas y desafiantes hormigas capaces de colonizar este difícil medio.
(*): Coordenadas geográficas: 40°38'43.45"N - 0°45'51.12"E
(**): En argot náutico se suele utilizar la escala Beaufort
de intensidad del viento; así, “brisa fresca” corresponde a una velocidad del
aire entre 29 y 31 Km/h.