Una forma de Inteligencia Artificial en la actualidad es la “Computación Natural” que tiene dos grandes tendencias, los llamados “Enjambres” y la “Inteligencia Social”, esta última está basada en la cooperación de individuos. Las colonias de hormigas han resuelto problemas, sobre todo, los de encontrar los llamados “Caminos Mínimos”.
A ver si me explico “un poco”; imaginemos que una obrera de hormiga encuentra al azar una gran porción de comida a cierta distancia del nido. Lo normal es que tras probarlo y tomar una pequeña porción, vuelva al nido y avise a sus compañeras del hallazgo. Entre la colonia y el botín puede haber diversos obstáculos que poco a poco son salvados por el grupo de obreras encargado de la recolección. Efectivamente, todas las obreras van dejando tras de sí un rastro de feromonas allá por donde pasan. En poco tiempo se establece una ruta optimizada que es seguida primero por la mayoría y luego por la totalidad de las obreras. Cuanta más cantidad de feromonas haya en un camino dado, significará que el camino es más transitado y por tanto, el más corto hacia el alimento. Solo resta imitar este comportamiento/algoritmo en un software que modele o recree un número de “hormigas digitales” para que encuentren la ruta más corta en un problema dado.
Las hormigas también son fuente de inspiración para soluciones en otros ámbitos, por ejemplo piénsese en la cantidad de paquetes de datos que transitan por las redes informáticas (intranets, Internet, etc) y la necesidad inherente de que sus caminos sean acortados y optimizados para ganar sobre todo en tiempo y por tanto, en rapidez. Esto no es ciencia-ficción, es una realidad que lleva empleándose ya al menos 10 ó 15 años (que yo sepa). La próxima vez que te sientes en un moderno avión, querido lector, piensa que probablemente las hormigas inspiraron el software con el que se optimizó el cableado interno del avión, ahorrando en su longitud, y por tanto en peso, a los fabricantes de dicho aparato y “teóricamente” costos a sus usuarios.