Tal y como comenté en una anterior entrada, Ampliación hormiguero #18, correspondiente al jueves 9 de diciembre de 2010, he procedido a ampliar este hormiguero añadiendo una nueva “caja de forrajeo”, Tras su instalación, mis queridas Messor barbarus han tomado posesión de la misma (para impedir competencia, me imagino) e inmediatamente ha sido aprovechada, designando dos zonas claramente diferenciadas: La habitual de recogida de semillas para el sustento de la colonia y la de “vertedero”, curiosamente en la zona más alejada de la entrada, donde echan toda clase de desperdicios (restos de semillas sobre todo) y cadáveres de hormigas. Como ya referí con anterioridad, Messor barbarus es una especie recolectora que se alimenta de semillas, pero es interesante señalar que aunque esta especie acepta y come, de vez en cuando, productos de origen animal; nunca consumen el cadáver de una compañera de la colonia, simplemente lo sacan fuera y lo dejan junto a los demás desperdicios. Sería interesante conjeturar sobre esta conducta. Desde que se conoce, algunas personas hablan de “respeto a los muertos”, intentando dar una visión “antropomórfica” de las sociedades de insectos… O quizás sea tan sencillo como pensar que no es tan “práctico” comerse a un congénere muerto y si no, recuerden el ejemplo de la encefalopatía espongiforme o síndrome de las “vacas locas”.
En la imagen adjunta puede apreciarse la segunda "caja de forrajeo".