Acabo de observar, en una de las colonias cautivas de Messor barbarus que mantengo, a una obrera que antes de entrar en el nido ha comenzado un escrupuloso aseo personal, han pasado apenas unos segundos cuando otra (que salía a su vez del hormiguero), se ha unido a la tarea de su aliño con gran dedicación. Efectivamente nunca había escrito antes sobre ello, quizás por que tiendo a pensar que “todo el mundo lo sabe” o "tiene que saberlo": Una de las cosas por las que no me importa tener colonias de hormigas en mi casa es por su limpieza en general y aseo personal. Ya había comentado anteriormente la limpieza que se suele observar dentro de los hormigueros así como la designación, en algunas especies, de zonas exteriores al nido utilizadas por la colonia como verdaderos vertederos. Paso ahora a completar la descripción de alguna observación sobre el aseo personal de las hormigas: Retomando el inicio de esta entrada al blog, si nos fijáramos bien; podríamos ver a menudo como las hormigas, antes de entrar al hormiguero y en especial cuando vuelven desde el “vertedero”, se asean escrupulosamente en la misma entrada. Para ello empiezan por sus antenas (su principal sistema de comunicación) frotándoselas con unos peinecillos que tienen al efecto en los tarsos de sus patas. Siguen después frotándose la cabeza incluidas las mandíbulas (su principal herramienta), para seguir con el tórax, el segundo par de patas y luego el tercero para terminar con el abdomen. Todo este proceso puede tardar, según si tienen ayuda o no y dependiendo de la suciedad o cuerpos extraños que acarree la hormiga en cuestión, hasta algunos minutos.
Es interesante sobre todo, el que haya siempre una compañera dispuesta a participar en la tarea y también, al menos muy fácil de observar en mis colonias de Messor barbarus, que hayan “centinelas” a la entrada del hormiguero que a su vez, impidan el paso de alguna hormiga “díscola” o sucia.
En la imagen adjunta, una obrera “major” de Messor barbarus “forrajeando” en busca de semillas.