martes, 30 de octubre de 2012

Lucha por el territorio: Messor barbarus vs. Messor capitatus.

Pues paseando hace unas semanas por Los Monegros, pude observar como el azar había querido que una joven colonia de Messor capitatus (Latreille, 1798) abriese la entrada de su colonia a pocos cm. de un gran y bien formado hormiguero de Messor barbarus (Linnaeus, 1767).

 

Son sus hormigueros, a parte -en este caso concreto- de la diferencia de edad de ambas colonias, muy diferentes: La entrada del hormiguero de Messor barbarus es bastante evidente, grandes bocas cercanas a zonas de deshechos (vertederos) atestados de restos vegetales. En cambio, en este caso, la colonia de Messor capitatus, solo tenía una boca, parcialmente camuflada por ramitas y herbáceas.

Por la mañana, las exploradoras de Messor barbarus alertaron de la cercana presencia de esta colonia de Messor capitatus, casi inmediatamente, se replegaron y al poco empezaron a salir de su hormiguero las grandes obreras “majors” o como otros las llaman “soldados” con su característica cabezota cuadrada y roja. Al poco, se encaminaron hacia la colonia de Messor capitatus guiadas solo por un par de obreras exploradoras y en sus inmediaciones empezaron las escaramuzas con algunas obreras de Messor capitatus aisladas. Las peleas son muy rápidas con un característico estilo de Messor barbarus de alzarse inicialmente sobre sus patas traseras y luego echarse adelante de forma rápida a la vez que cierran sus mandíbulas, que desde el “punto de vista” de una hormiga debe de ser, cuanto menos, escalofriante.


Rápidamente algunas obreras de Messor capitatus volvieron al nido alertando a su vez al resto de la comunidad. No tardaron en salir algunos cientos de obreras dispuestas a defender su colonia a costa incluso de morir en el intento.




Es de destacar que mientras todas las atacantes de Messor barbarus eran “majors”, en la defensa de la colonia de Messor capitatus  participaban tanto majors como minors. Estos últimos, desde mi punto de vista, parecían más fieros y apenas rehuían ningún contacto con sus enemigas, incluso en una ocasión, pude observar como intentaban entre 8 obreras –algunas de ellas fuertemente mutiladas- detener e inmovilizar a una gran major de Messor barbarus.




Finalmente la pelea se decantó por el lado de Messor barbarus, éstas se concentraron alrededor de la boca del nido sitiado y empezaron a arrojar arena y piedrecillas, que las sitiadas aprovecharon para cerrar su única salida al exterior. No obstante una multitud de cadáveres de ambas especies jalonaba el camino entre las dos colonias. Al cabo de unas horas, algunas “avispadas” Aphaenogaster senilis Mayr, 1853 y Cataglyphis iberica (Emery, 1906) habían recogido los cadáveres para servir de alimento a sus propias colonias.

Es importante entender el porqué de las luchas por el territorio. Obviamente en este caso es un problema trófico (de alimento), al ser ambas especies muy parecidas en sus requerimientos alimenticios (fundamentalmente granívoras) no se pueden permitir ambas especies la coexistencia, tarde o temprano una de ellas consumiría los recursos disponibles a mayor velocidad que la otra, dejándola en inferioridad de condiciones para afrontar la supervivencia... Es poco más o menos lo que ocurre con la especie humana.