Bueno, pues estos días, he estado recorriendo la margen derecha del río Ebro a su paso por la ciudad de Zaragoza. No me gustan demasiado estas zonas ajardinadas “asépticas” donde apenas existen tres o cuatro especies de árboles y todo es cemento o como mucho, alguna mancha de césped artificial (*). De todas formas, lo bueno de dedicarse a las hormigas es que puedes encontrar más variedad de estas especies en estos entornos antropomorfizados que de otros tipos de animales (aves o mamíferos por ejemplo). Así, he sonreído para mis adentros al comprobar que en la base de cada uno de una larga fila de árboles (como no, perfectamente alineados y aislados entre sí) encontraba una sola especie de hormiga. Se nota que la competencia interespecífica (**) es feroz y al final, solo una especie sobrevive.
Ha llamado mi atención, y es la primera vez que la veo aquí en Zaragoza capital, una especie que es de mis preferidas; Crematogaster scutellaris (Olivier, 1792), una preciosa hormiga mirmicina a la que ya nos referimos en su momento. He podido disfrutar al ver como durante la caída de la tarde (hace bastante menos calor), se afanaban las obreras en buscar alimento y recorrer con ansia el escaso metro cuadrado que cercaba “su mundo” o, desde nuestra perspectiva, “su árbol” en cuestión.
Crematogaster scutellaris es una preciosa hormiga bicolor, cabeza de fuerte color rojo y tórax y gáster negro este último de una característica forma acorazonada. Es una especie típicamente mediterránea aunque llega en su distribución hasta el centro de Europa. Tiene un tamaño de unos 3-5mm las obreras y 7-9mm las reinas. Es monogínica y la fundación de la colonia es de tipo independiente, es decir, llevada a cabo por la reina sin ayuda de obreras u otras hembras fértiles. Según algunas fuentes, la longevidad de la reina puede ser de más de dos décadas. Su alimentación se basa en secreciones de áfidos pero también es carnívora, alimentándose de pequeños artrópodos vivos o muertos, no despreciando carroñas de animales superiores; he llegado a observarla en Cerdeña (IT) acabar con el cadáver de una salamanquesa rosada [Hemidactylus turcicus (Linnaeus, 1758)] de unos 10 cm de longitud en menos de una hora.
Volviendo a mis paseos “mirmecológicos”, es curioso todo lo que la gente puede llegar a preguntarte cuando te ven tomando coordenadas gps y agachado tomando fotos al suelo, a esas horas y... ¡En plena ciudad! :-)
(*): Con el pretexto del “ahorro de agua” nuestro Ayuntamiento pone césped artificial ahorrándose de paso algunos puestos de trabajo en su mantenimiento.
(**): "Interespecífica": Entre especies.
En la imagen adjunta, fotografía de esta hermosa especie tomada esta semana en Zaragoza capital. Se observa a una de ellas portando un pulgón.