Fuera de los primates, las sociedades de hormigas son algo parecidas a las modernas, populosas y “artificiales” sociedades humanas (recordemos que el hombre no está diseñado para vivir en grandes grupos, esto es un “invento” moderno, más bien cultural pero no de carácter genético. Sin meternos en “filosofías”, podemos encontrar varios paralelismos:
Hay especies de hormigas agricultoras; por ejemplo los géneros Atta y Acromirmex del nuevo mundo que cultivan hongos en el interior de sus galerías controlando la humedad, temperatura y riqueza del CO2. Estos hongos no han sido posible reproducirlos en condiciones artificiales fuera de los hormigueros. Ganaderas, pues muchas de ellas se aprovechan de las secreciones azucaradas de los áfidos (pulgones) defendiendo e incluso guardando (*) y reagrupando manadas de éstos. Esclavistas como las hormigas europeas de los géneros Formica y Servoformica que “raptan” huevos, larvas o reclutan más o menos a la fuerza a hormigas de otras especies, para forzarlas de por vida a trabajar para ellas mismas (deberíamos de recordar que aún en la actualidad, existen tribus y etnias humanas que se dedican a lo mismo). También algunos estudiosos mantienen que existen hormigas que han coevolucionado y adaptado para tener una relación mutualista (esto es que ambos organismos sacan beneficio de una relación) como por ejemplo algunas hormigas de los géneros Pseudomyrmex y Azteca que se refugian en agallas (**) y cuerpos específicos, obteniendo refugio y alimento, de la savia de algunas acacias. Estas a cambio obtendrían defensa contra otros intrusos o enemigos, por ejemplo insectos y hongos. (*)
Debemos de ser cautos y no caer en el defecto de “humanizar” las sociedades de las hormigas. Muy a pesar de pensadores, escritores y filósofos del pasado, hay una gran diferencia con los humanos: Las hormigas se guían por el instinto, esto significa que su comportamiento y/o forma de vida viene ya “impresa” genéticamente, lo que al fin y al cabo quiere decir de una manera química. No hay un aprendizaje como en el caso de los humanos, sencillamente una hormiga está programada para responder de manera determinada frente a determinados problemas.
Lo que sí es cierto es el éxito arrollador de las hormigas, llevan alrededor de 120 millones de años con una morfología similar a la actual y eso es un claro signo de éxito. El humano actual Homo sapiens, lleva apenas 250.000 años sobre el planeta y algunos dudamos de que perdure por mucho más. ¿Por qué un oscuro insecto, arrastrándose por el suelo, de un tamaño diminuto, ha tenido este éxito? La respuesta está clara: La Eusocialidad. La vida más o menos ordenada y el altruismo demostrado (la colonia prima sobre el individuo) es sin duda una buena base. A partir de ahí, la dispersión geográfica por los cinco continentes invadiendo además diferentes nichos ecológicos fue relativamente sencilla y el despertar de mi interés, aunque de ninguna manera sea comparable con el éxito de las hormigas, igual.
(*) Esta aseveración en concreto no está totalmente aceptada por todos los mirmecólogos.
(**) Agallas en los árboles: son protuberancias que algunos árboles forman, bien a partir de hojas o sobre el mismo tronco. En nuestros robles por ejemplo, son formadas por hojas que encierran a los huevos de los insectos. Estas formaciones o “tumores” terminan secándose hacia el otoño, ofreciendo un aspecto leñoso.