El sábado pasado y después de unos días de lluvias
intermitentes, al fin salió el sol en Zaragoza. Como por estas
fechas suelen darse los vuelos nupciales de Messor barbarus (Linnaeus, 1767),
me levanté esa mañana tempranito y tras un rápido vistazo desde la
ventana, viendo el cielo despejado, me encaminé hacia las afueras de
la ciudad, buscando algún lugar donde poder observar los
preparativos de este "gran"acontecimiento anual.
No quiero repetirme demasiado pues ya he comentado en anteriores
entradas(*) algunas particularidades de los "vuelos nupciales
masivos"; resumiendo, el vuelo nupcial masivo, además de
permitir una mayor oportunidad de encuentros entre machos y hembras
es una estrategia que persigue alcanzar la máxima tasa de
supervivencia para las fundadoras de nuevas colonias. Es cierto que
la espectacularidad por el elevado número de integrantes que
alcanzan estos vuelos masivos atraerán más a sus depredadores, pero
por la misma razón, conseguirán saciarlos rápidamente y en
consecuencia, algunas futuras reinas tendrán más oportunidades de
sobrevivir.
En esta ocasión mi principal objetivo era observar la depredación
ejercida sobre las futuras reinas de Messor por parte de otras
especies de hormigas.
Mencionar una circunstancia: Pese al sol reinante, ese día hacía
un viento de componente norte ("Cierzo") que hacía caer la
temperatura en varios grados. Comento este hecho pues, como veremos
más adelante, es importante para relacionar las horas del dia con
las especies depredadoras que fueron apareciendo. A primeras horas,
cuando el viento era más fuerte (25-30 Km/h) y la temperatura más
baja (16ºC) empezaron a salir, primero de forma tímida y luego en
tropel, los machos alados de sus respectivos nidos, pude observar
como algún macho caído en las cercanías de otras colonias de
Messor, era apresado y descuartizado al momento. Un poco más tarde,
empezaron a salir de los hormigueros hembras que encaramándose en
muchas ocasiones a la vegetación circundante, aprovechaban el viento
para despegar con bastante mejor fortuna. Si alguna de ellas caía en
las inmediaciones de algun nido vecino, se zafaban inmediatamente de
las obreras que intentaban retenerlas y proseguían su vuelo. A esto
también ayudaba su mayor corpulencia en comparación con sus
desdichados compañeros.
Hacia las diez de la mañana, el viento baja su velocidad (10-15
Km/h) y el sol calienta un poco más, la temperatura en el aire es de
19ºC y ya las futuras reinas, después de copular en el aire, van
cayendo al suelo y se desprenden de sus alas para empezar a buscar un
terreno adecuado donde escarbar el sustrato y fundar el nido. Me
sorprende observar como algunas de ellas están fuertemente mutiladas
pues a no pocas les falta el gáster, pero continúan afanándose en
encontrar cobijo. Esto lo había observado ya el año pasado,
accidentes aparte, los pájaros prefieren comer a las hembras de
Messor, quizás por su corpulencia, pero cuando comienzan a estar
ahítos se vuelven más selectivos capturando mayoritariamente a las
hembras y consumiendo solo su abdomen (rico en lípidos).
Hacia las 11-12 h. El número de hembras deambulando por el suelo
es enorme, en una zona de pocos cientos de metros cuadrados, hay
literalmente miles de hembras afanándose en encontrar un lugar
apropiado para fundar su colonia. Su densidad en el suelo es tal que
en un cuadrado de 20x20cm. observo cuatro reinas escarbando al
unísono...¡una de ellas encuentra a otra ya enterrada!
A estas horas ya observo a varias Aphaenogaster senilis Mayr, 1853 portando
cadáveres hacia sus nidos sobre todo de machos y alguna hembra.
Pienso que debido al pequeño tamaño de esta especie le es más
fácil transportar a los machos. Algunas Aphaenogaster, se enzarzan
en disputas por la misma carroña, tardando por esta causa incluso
más de una hora en llevar sus preciados trofeos al nido.
Pasado el medio día, cuando la temperatura es más alta y la
velocidad del viento menor (20ºC, 5-10Km/h), puedo observar con ese
característico gáster levantado a varias Cataglyphis
correteando por las inmediaciones. Veo bastantes reinas de Messor
cuyo deambular, a pesar de la temperatura más alta, es más lento y
dubitativo; estas "tardanas" no gozan ya de buena salud y
son presa fácil para otras hormigas que las ostigan y cansan hasta
que en un rápido ataque las consiguen dominar. Debido a su mayor
corpulencia, patas más largas y forma de orientación, Cataglyphis ibericus (Emery, 1906) tarda mucho menos tiempo en llevar hasta su nido a
las presas, observo fácilmente a un mismo ejemplar llevando
sucesivamente hasta tres presas a su nido, situado a un par de decenas
de metros, en menos de 15 minutos.
No quiero cansar al lector, pero comentar que durante un vuelo
masivo de estas características son varias las especies depredadoras
que pueden (y necesitan) aprovechar el evento. Algunas de ellas,
siendo más termófilas que otras, desarrollan diferentes estrategias
para competir con mayor o menor éxito y asegurar la
supervivencia de su colonia.