sábado, 20 de agosto de 2011

Hormigas introducidas en Great Stirrup Cay, Bahamas.

En nuestro reciente viaje a Florida (EEUU) y Bahamas de este verano (2011), en un pequeño islote del archipiélago de las Bahamas, observo a una columna de hormigas, seguramente Paratrechina longicornis (Latreille, 1802), que lleva el cadáver de una Odontomachus sp. como alimento hacia su hormiguero; el hormiguero había sido destruido por una inmediata obra de canalización humana. En cuanto la columna de hormigas llegó a la entrada de lo que quedaba del nido, rápidamente sintieron la “alarma” (¿un mecanismo olfativo quizás?), dejaron a un lado su presa y empezaron a colaborar en la salvación de huevos y larvas así como en la reconstrucción del nido. Recogí el cadáver de la Odontomachus en un pequeño vial eppendorf y seguí mi camino exploratorio. Horas después cuando volví a pasar por el mismo punto (¡Bendito GPS!), observé que, excepto unas pocas hormigas, todas las demás habían desistido del intento de reconstrucción y ya habían comenzado a transportar su progenie y algo del alimento almacenado, hacia un nuevo destino situado bajo un tronco caído muy próximo (< 2 metros).


Es interesante prestar atención y conjeturar sobre la “toma de decisiones” en una colonia de hormigas. De lo que sí se puede estar seguro es que no hay un único individuo que tome las decisiones. Mucha gente cree que es la reina de una colonia la que toma decisiones, sin embargo el papel de ésta última es menos preponderante de lo que muchas personas creen  (o creíamos), limitándose en muchos casos “solo” a poner huevos.

Las Paratrechina longicornis o “crazy ants” (hormigas locas) como las llaman los norteamericanos, es una hormiga cosmopolita (de los trópicos y zonas templadas) que incluso ya se encuentra en territorio español. Según algunas fuentes, al parecer (el tiempo nos lo dirá), no es tan perniciosa como otras hormigas llamadas “invasoras” (Linepithema humile (Mayr, 1868) p. ejem.) pues convive con otras especies sin eliminarlas -aducen estas mismas fuentes-. Desgraciadamente las personas, solemos tener el defecto de la “instantaneidad”, vemos un hecho que no parece afectar a otro y por lo tanto determinamos automáticamente que “no es tan malo”, sin pensar que todo en la vida es un proceso que puede durar segundos, horas, días o… Miles de años. En este caso, hemos de ser prudentes y esperar el tiempo suficiente para observar los resultados (*). Como observación personal (así mismo, instantánea y además en el reducido marco geográfico de una isla perdida en el Atlántico), he de subrayar que Paratrechina longicornis era la especie dominante en la isla y que apenas pude encontrar otras especies. Quizás el éxito de la amplia distribución geográfica mundial de esta hormiga se deba a algunas particularidades en su reproducción. Animo a los lectores de este blog a buscar información al respecto pues es sumamente interesante.




(*): Siempre hemos de tener en cuenta que cualquier organismo introducido (directa o indirectamente) de forma artificial por la mano del hombre,  debe considerarse “a priori”, dañino para el ecosistema receptor. Pensemos que es un nefasto “accidente”, de dramáticas consecuencias el que un ecosistema, que lleva evolucionando miles o millones de años, de repente, se encuentre con una criatura con la que no había contado en su particular proceso evolutivo.


En la primera foto, Paratrechina longicornis captada en Great Stirrup Cay (Bahamas).
En la segunda foto, cadáver de Odontomachus sp. que se cita en el texto bajo la lupa binocular (20X).


Gracias a Corrie S. Moreau por su ayuda en la identificación de algunas fotos y muestras de especimenes producto de este viaje.