lunes, 7 de octubre de 2013

Messor barbarus, vuelo nupcial 2013.

El sábado pasado y después de unos días de lluvias intermitentes, al fin salió el sol en Zaragoza. Como por estas fechas suelen darse los vuelos nupciales de Messor barbarus (Linnaeus, 1767), me levanté esa mañana tempranito y tras un rápido vistazo desde la ventana, viendo el cielo despejado, me encaminé hacia las afueras de la ciudad, buscando algún lugar donde poder observar los preparativos de este "gran"acontecimiento anual.


No quiero repetirme demasiado pues ya he comentado en anteriores entradas(*) algunas particularidades de los "vuelos nupciales masivos"; resumiendo, el vuelo nupcial masivo, además de permitir una mayor oportunidad de encuentros entre machos y hembras es una estrategia que persigue alcanzar la máxima tasa de supervivencia para las fundadoras de nuevas colonias. Es cierto que la espectacularidad por el elevado número de integrantes que alcanzan estos vuelos masivos atraerán más a sus depredadores, pero por la misma razón, conseguirán saciarlos rápidamente y en consecuencia, algunas futuras reinas tendrán más oportunidades de sobrevivir.


En esta ocasión mi principal objetivo era observar la depredación ejercida sobre las futuras reinas de Messor por parte de otras especies de hormigas.


Mencionar una circunstancia: Pese al sol reinante, ese día hacía un viento de componente norte ("Cierzo") que hacía caer la temperatura en varios grados. Comento este hecho pues, como veremos más adelante, es importante para relacionar las horas del dia con las especies depredadoras que fueron apareciendo. A primeras horas, cuando el viento era más fuerte (25-30 Km/h) y la temperatura más baja (16ºC) empezaron a salir, primero de forma tímida y luego en tropel, los machos alados de sus respectivos nidos, pude observar como algún macho caído en las cercanías de otras colonias de Messor, era apresado y descuartizado al momento. Un poco más tarde, empezaron a salir de los hormigueros hembras que encaramándose en muchas ocasiones a la vegetación circundante, aprovechaban el viento para despegar con bastante mejor fortuna. Si alguna de ellas caía en las inmediaciones de algun nido vecino, se zafaban inmediatamente de las obreras que intentaban retenerlas y proseguían su vuelo. A esto también ayudaba su mayor corpulencia en comparación con sus desdichados compañeros.




  
Hacia las diez de la mañana, el viento baja su velocidad (10-15 Km/h) y el sol calienta un poco más, la temperatura en el aire es de 19ºC y ya las futuras reinas, después de copular en el aire, van cayendo al suelo y se desprenden de sus alas para empezar a buscar un terreno adecuado donde escarbar el sustrato y fundar el nido. Me sorprende observar como algunas de ellas están fuertemente mutiladas pues a no pocas les falta el gáster, pero continúan afanándose en encontrar cobijo. Esto lo había observado ya el año pasado, accidentes aparte, los pájaros prefieren comer a las hembras de Messor, quizás por su corpulencia, pero cuando comienzan a estar ahítos se vuelven más selectivos capturando mayoritariamente a las hembras y consumiendo solo su abdomen (rico en lípidos).




Hacia las 11-12 h. El número de hembras deambulando por el suelo es enorme, en una zona de pocos cientos de metros cuadrados, hay literalmente miles de hembras afanándose en encontrar un lugar apropiado para fundar su colonia. Su densidad en el suelo es tal que en un cuadrado de 20x20cm. observo cuatro reinas escarbando al unísono...¡una de ellas encuentra a otra ya enterrada!


A estas horas ya observo a varias Aphaenogaster senilis Mayr, 1853 portando cadáveres hacia sus nidos sobre todo de machos y alguna hembra. Pienso que debido al pequeño tamaño de esta especie le es más fácil transportar a los machos. Algunas Aphaenogaster, se enzarzan en disputas por la misma carroña, tardando por esta causa incluso más de una hora en llevar sus preciados trofeos al nido.





Pasado el medio día, cuando la temperatura es más alta y la velocidad del viento menor (20ºC, 5-10Km/h), puedo observar con ese característico gáster levantado a varias Cataglyphis correteando por las inmediaciones. Veo bastantes reinas de Messor cuyo deambular, a pesar de la temperatura más alta, es más lento y dubitativo; estas "tardanas" no gozan ya de buena salud y son presa fácil para otras hormigas que las ostigan y cansan hasta que en un rápido ataque las consiguen dominar. Debido a su mayor corpulencia, patas más largas y forma de orientación, Cataglyphis ibericus (Emery, 1906) tarda mucho menos tiempo en llevar hasta su nido a las presas, observo fácilmente a un mismo ejemplar llevando sucesivamente hasta tres presas a su nido, situado a un par de decenas de metros, en menos de 15 minutos.




No quiero cansar al lector, pero comentar que durante un vuelo masivo de estas características son varias las especies depredadoras que pueden (y necesitan) aprovechar el evento. Algunas de ellas, siendo más termófilas que otras, desarrollan diferentes estrategias para competir con mayor o menor éxito y asegurar la supervivencia de su colonia.